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En el trabajo de Byung-Chul Han hay un tema recurrente: el sujeto de rendimiento. Han (2014) nos dice que la actual sociedad ha perdido la negatividad de las sociedades disciplinarias que describió de muy buena manera Michael Foucault (2001), en donde los “centros de encierro” encauzaban, normalizaban y circundaban la acción individual. Las sociedades disciplinarias eran unas de negatividad, de límite. En las actuales la negatividad se desdibuja. El sí, la potencia, el “yo puedo” se convierten en sus principios.

Sobre este asunto señala Han (2014): “la sociedad de rendimiento se caracteriza por el verbo modal positivo poder (können) sin límites. Su plural afirmativo y colectivo «Yes, we can» expresa precisamente su carácter de positividad. Los proyectos, las iniciativas y la motivación reemplazan la prohibición, el mandato y la ley” (2014, p. 27).  Es en este panorama donde el rendimiento se vuelve principio. Al ser el individuo el único responsable de su suerte, su productividad debe aumentar para poder competir con sus semejantes, en una sociedad donde el relato neoliberal asegura que el esfuerzo y la dedicación traerán éxito, sin importar el origen social. Dicha condición de abandono a su propia suerte, de solución biográfica, de orfandad y atomización sólo es posible gracias a los procesos de individuación de la primera modernidad, y a la radicalización de la individuación liberal que trajo la emergencia del neoliberalismo a partir de los años 70. El individuo es responsable de su suerte, de ahí que deba hacer “una empresa de sí mismo”.

El rendimiento es uno de los principios que define al individuo en la sociedad actual. Se origina como consecuencia del debilitamiento de las instituciones de la primera modernidad y la radicalización del carácter biográfico en la sociedad contemporánea. El individuo, por su propia cuenta y riesgo debe hacer de sí mismo, un proyecto, una empresa, y todos sus éxitos y fracasos son explicados a partir de sus propias capacidades. De ahí que su principal misión sea aumentar su rendimiento.

El individuo es potencia, proyecto, cuyos límites son su acción, su optimización y su rendimiento. En la sociedad contemporánea los hombres y las mujeres sólo dependen de su accionar, de la manera cómo se asuman y actúen. Lejos de ser libres, las coacciones aumentan, se convierten en juicios y pautas de comportamiento para elevar el rendimiento individual. La negatividad del centro de encierro, de la disciplina cede el paso a la positividad de la posibilidad, de todo es conseguible vía acción individual. El individuo es libre de restricción alguna que le impida ser lo que quiere ser. Sin embargo, no vale ser de cualquier manera, hay que ser “animal laborans”, hay que convertirse en sujeto de rendimiento.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-pablo-trujillo/

Nota: si les interesa el tema, lean esta columna de Han publicada en el País https://elpais.com/cultura/2018/02/07/actualidad/1517989873_086219.html#:~:text=%E2%80%9CAhora%20uno%20se%20explota%20a%20s%C3%AD%20mismo%20figur%C3%A1ndose%20que%20se,de%20donde%20provenga%20la%20represi%C3%B3n%E2%80%9D.

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