El panorama político colombiano, luego del triunfo de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales, se abre a nuevas discusiones y formas de analizar lo político y lo público, de desentrañar la relación de los actores en estos escenarios. Aunque ese triunfo es, quizá, el colofón de cambios más profundos que debemos analizar y comprender mejor en cuanto a preferencias, sintonías y emociones políticas que en su momento nos hicieron pensar y decir a muchos, me incluyo, que Petro no tendría posibilidades de ser presidente; justo porque pensábamos que el país quería, buscaba y se sintonizaba con otras preferencias y formas de hacer política. Estábamos equivocados.

Esas nuevas discusiones que se están abriendo tienen una particularidad muy significativa para muchas personas y organizaciones que, desde lo privado, ONG, fundaciones, del ámbito empresarial, filántropos y centros de pensamiento, incluso en lo académico, decían tener como objetivo, centro y fin el trabajo por el país en distintos aspectos como el económico, político, social o educativo. Ese sentido de trabajo por lo público muchas veces coincidió con una inclinación política o posición favorable al gobierno que, con pocos matices, ha estado hacia la derecha y en décadas recientes marcado por la tendencia cercana al uribismo, esto hacía sencillo decir que se trabajaba por el país, con base en que se trabajaba de la mano de un gobierno amigo, cercano o ideológicamente afín.

Como dije antes, el panorama cambió, para muchas de esas personas y organizaciones trabajar por el país ya no será posible con un gobierno que les parezca amigo, de hecho, entran en la extraña situación de mantener sus propósitos pese a que el gobierno probablemente sea distinto al que respaldaron, votaron, financiaron y apoyaron en las pasada elecciones. No deja esto de ser una gran oportunidad para gremios, fundaciones, y personas naturales de demostrar que realmente su vocación de trabajo es el país, independiente de la configuración ideológica del gobierno de turno, demostrando que pueden trabajar con todo tipo de gobierno, dialogar con todos los actores que representan a ese gobierno y cooperar en cualquier escenario que posibilite aquello que pregonan: buscar el desarrollo y beneficio del país.

Sin duda es un momento complejo, la mayoría de las organizaciones y actores ligada a lo público en el país ha recibido con sorpresa los resultados electorales, esto no quiere decir que no estuvieran involucrados en la campaña (muchos a favor de Petro), pero tampoco podemos desconocer que el cambio que posibilitó la llegada de Gustavo Petro a la presidencia está marcado por una modificación sustancial del perfil político electoral y la cultura política colombiana.

Seguramente era más fácil para muchos trabajar por Colombia cuando en la Casa de Nariño había una coincidencia ideológica del gobierno, pero justamente por la novedad que implica un gobierno de izquierda es el momento en que las organizaciones y las personas que ha dicho por años que trabajan por el país, demuestren realmente que era cierto y persistan en su propósito de proyectos y alianzas público-privadas. Para Colombia es central en este nuevo escenario reconocer que trabajar por el país no puede aplicar solo para cuando lo gobierna la derecha.