Mi primer día del padre

Mi primer día del padre

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Este mes celebro el primer día del padre siendo padre. Por eso a manera de homenaje para mi hijo que me permitió tener el título de papá, quiero compartir y dejar plasmada la carta que le escribí hace unos meses, cuando su llegada estaba próxima:

Hola Matías.

Mi hijo, mi bebé.

Matías, tu nombre significa regalo de Dios, y quise ponerte este nombre porque eso eres para mi vida, para tu familia, para este mundo y para esta vida.

Hoy, a tus 2 años de vida, quizás no asimiles mucho todo lo que está pasando en nuestras vidas en este momento; en la tuya, en la mía, en las nuestras. Si en una palabra puedo resumir todo lo que en este momento vivimos, diría que esa palabra es amor, y es lo único que necesitamos, porque creo que el amor es una fuerza invencible que todo lo puede, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Alguien me dijo que un hijo saca lo mejor de uno; y eso y más es lo que quiero y tengo para darte. Será esa fuerza y la de Dios las que nos acompañarán a recorrer el camino que estamos empezando a recorrer y que recorreremos para toda la vida, para la eternidad.

En casa, en la familia, te estamos esperando con todo el amor del universo para darte lo mejor y ayudarte a ser un hombre libre, autónomo, seguro, feliz y un buen ser humano y ciudadano.

Gracias por llegar a nuestras vidas.

¡Te amamos!

Atentamente,

Tu papá.

Nota de despedida y agradecimiento: Ser padre, y más aún soltero, significa asumir algunos sacrificios, que se ven más que recompensados, pero que finalmente implican renuncias, priorizaciones o lo que el reconocido estratega Alejandro Salazar denomina Hard Choices. Y como en la vida personal también debe aplicarse la estrategia, pues ante cambios y situaciones personales que estoy viviendo, en parte motivados por la incertidumbre que el escenario político nacional plantea, me veo en la compleja situación de tomar una de esas hard choices y decidir no continuar con mi columna semanal. Debo priorizar acciones, tiempos y esfuerzos para el bienestar propio y el de mi hijo.

Después de cuatro meses y 16 columnas en las que me permitieron expresar y contar historias, emociones, visiones y opiniones, hoy me despido con esta columna. Inicié con una columna en honor a mi hijo y termino con una en este mismo sentido. Es lo más importante en este momento.

Quiero terminar agradeciendo a No Apto, a sus columnistas y a su director por la invitación y acogida que durante este tiempo tuvieron conmigo. Deseo para ellos y para este proyecto larga vida y que sigan suscitando conversaciones necesarias que derriben paradigmas y que nos ayuden a descubrir y tolerar otros mundos y otras visiones, en especial en este nuevo modelo político y económico que empieza a vivir Colombia. Espero tener siempre las puertas abiertas en No Apto.

Gracias infinitas a quienes leyeron y soportaron mis columnas. A ellos, además de mis agradecimientos, mis respetos.

¡Hasta pronto!

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