Una campaña provida se tomó el congreso con el mensaje “salva a Colombia, ¡ten hijos!”. En realidad, no es un mal mensaje, ¡vaya que necesitamos subir la tasa de natalidad! Especialmente cuando Petro nos condenó a estar en un sistema pensional de reparto. Eso sí, yo espero que esos hijos sean deseados y no obligados, pero el punto no es adentrarme en esa la campaña sino en lo que desató en congresistas como Jennifer Pedraza.
La parlamentaria de Dignidad señaló en sus redes que era inadmisible que los provida se tomaran el congreso hablando en contra del aborto, pero en realidad es justo lo contrario: no se me ocurre un espacio más ideal para expresar lo que se piensa. Y no es un tema menor, es precisamente el fundamento de cualquier democracia expresarse públicamente, más en los recintos dispuestos para el debate.
Dice Perlaza que además esta manifestación no podría ser posible porque ya el aborto es reconocido como un derecho. ¡Qué pobreza de argumentación! ¿Acaso los derechos son invariables o necesariamente justos? Un ejemplo gastado pero muy cierto: tener esclavos era un derecho, y eso no lo hizo ni mejor, ni fue una razón para no protestar contra la esclavitud.
De hecho, dentro de la agenda progresista que representa la congresista, es común que se abogue por la despenalización del consumo de sustancias psicoactivas. ¿Acaso no tendrían el derecho de hacerlo porque hoy son reconocidas como ilegales? ¡No tendría sentido! Quién lo diría, detrás de la supuesta agenda de libertades y derechos del progresismo, se esconden unas profundas ansias de silenciar las facultades democráticas de los demás…
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