Desechar a Petro

En Colombia hay que desechar a Petro (@petrogustavo). Dentro de un año, en mayo de 2026, estaremos en las elecciones para la primera vuelta presidencial, en junio para segunda vuelta y en agosto, por fin, tendremos un presidente diferente.

Hay que desechar a Petro en la medida en que ha demostrado que no le ha servido al país y, por lo tanto, ya no es aprovechable. Puede ser excluido de su cargo tan pronto termine su mandato el 7 de agosto de 2026, como todo aquello “destinado a ser usado solo una vez” (RAE).

Los colombianos estamos cansados de Petro, incluyendo una buena parte de quienes votaron por él. No voy a entrar aquí a describir los motivos, porque sobran. No me permiten el espacio de esta columna, ni el tiempo destinado a escribirla, para dar cuenta de la cantidad de fracasos, metidas de pata, errores -voluntarios e involuntarios-, incumplimientos, hechos de corrupción, etc. del gobierno. Esto ha motivado que la mayoría de colombianos, entre el 60% y el 70% reprobemos su gestión, y no queremos que el presidente, ni su proyecto político, el Pacto Histórico (@PactoCol), sigan en el poder.

Desechar a Petro significa pasar la página de la agenda política que él ha sabido imponer y que los partidos y políticos, independientes y de oposición, han decidido -consciente o inconscientemente- adoptar. Es el momento de mirar hacía adelante y no hacía atrás. Petro, hoy, aliado con los políticos tradicionales, representa más el pasado que el futuro de cambio que prometió. Es hora de empezar a desestimar a Petro, sus palabras y sus acciones. Si bien ya nos dimos cuenta de su incapacidad ejecutiva, sabemos que su oratoria aún produce eco en muchos colombianos.

Desechar a Petro no significa sacarlo del poder en este momento. Tampoco quiere decir que anulemos su dignidad como ser humano, aún los odios que despierta. Desechar a Petro implica buscar un reemplazo, alguien que asuma la responsabilidad que no ha sido capaz de asumir en estos tres años, y que no asumirá en el año que falta. Cuando se desecha a alguien, inmediatamente hay que pensar en otro para sustituirlo. Esa es la invitación, empezar a ocuparnos de las ideas y las acciones que nos permitirán reponer con el mejor liderazgo, el tiempo, los recursos, las personas, la esperanza que este gobierno nos ha hecho perder.

Desechar a Petro significa empezar a apreciar los candidatos, su discurso y sus propuestas para reemplazarlo. Muchos precandidatos estaban definiendo sus candidaturas, organizando sus equipos, buscando partido o recogiendo firmas, tanteando el terreno, haciendo alianzas, etc. No han empezado a comunicar un discurso y a estructurar unas propuestas programáticas para que sean evaluadas por los ciudadanos. Sin embargo, llegó la hora. Entre mayo y junio, a un año de las elecciones, es el momento de empezar a hablar y a proponer.

Muchos ciudadanos ya se están preguntando ¿cuáles son las propuestas de los candidatos?, ¿cuál es el programa?, ¿qué piensa hacer frente a los temas de interés: salud, seguridad, economía, corrupción, etc.? No estoy diciendo que tengan que tener el programa de gobierno listo, pero llegó el momento de dejar a un lado las excusas y empezar a hacer propuestas.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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