Reinado de la convivencia

En pleno acto cívico en una institución educativa de Cartagena presencié un inusual desfile.
Un grupo de niñas llevaban en sus manos carteles con nombres de valores mientras
sonreían y saludaban al público. El recorrido duró pocos minutos, los espectadores, en su
mayoría hombres, gritaban y aplaudían cuando veían pasar a la candidata que consideraban
merecedora del título “reina de la convivencia”.
Un docente era el animador de la actividad en el marco de la semana de la paz y la
convivencia. Con ustedes la señorita tolerancia, todos los asistentes aplaudían. La
estudiante incómoda con la situación sonreía e iniciaba su desfile. Otras tres estudiantes
continuaron representando los valores de respeto, empatía y solidaridad. Era evidente que
no la estaban pasando bien.
Esta situación no parecía molestar a nadie, docentes y directivas sonreían y aplaudían la
participación de sus estudiantes. Contrario a esto, de pie y con cartel en mano, las
estudiantes estaban siendo víctimas de agresión psicológica.
Según el Estudio Oficial de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras para América,
Europa, Asia, Oceanía y África, realizado entre enero 2022 y abril de 2023, los casos de
agresión escolar en todo el planeta continúan en aumento, donde 6 de cada 10 niños sufren
todos los días algún tipo de violencia y ciberacoso. En Colombia, son 7 de cada 10. Vale la
pena recordar que las Instituciones Educativas están llamados a actualizar sus manuales de
convivencia bajo estas evidencias que en muchas ocasiones se manifiestan de formas
aparentemente sutiles, pero que terminan disminuyendo al agredido e incluso llevándolo al
borde de atentar contra su integridad física.
Elegida la estudiante como “reina de la convivencia”, continuó la programación con un
torneo de fútbol entre los estudiantes hombres, quienes desplazaron a las mujeres a los
bordes como espectadoras. Será preciso analizar el trasfondo de estas actividades que
promueven las violencias basadas en género en la escuela. El cuerpo femenino sigue siendo
objetualizado, es decir, determinado a roles que necesitan ser validados y calificados por la
superficialidad de la belleza. Existen espacios destinados en la escuela para hombres y en
menos proporción para la participación de mujeres, como es el caso de la cancha de fútbol.
Las creencias de algunos maestros y directivas han calificado los comportamientos de las
mujeres como tiernos y suaves y el de los hombres como rudos y valientes. Este correlato
de la mujer amable y dispuesta, frente a la figura protectora del hombre, termina
justificando lo injustificable, un reinado donde se exponen y vulneran derechos
fundamentales.
Terminada la jornada, pude conversar con algunos profesores sobre la desafortunada
situación. Reconocimos las consecuencias emocionales y psicológicas en las personas

afectadas y formulamos acciones concretas en la reparación de las estudiantes. La escuela
como un entorno protector deberá salvaguardar los derechos de los niños, niñas y
adolescentes, tomando perspectiva de los actos que se proponen, inclusive, si estos fuesen
justificados bajo un evento bien intencionado.

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