De Lula a Petro hay mucho trecho

De Lula a Petro hay mucho trecho

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La semana pasada fue noticia la bochornosa escena de Gustavo Petro y Laura Sarabia en la entrega de la Cruz de Boyacá al ex-presidente José Mujica de Uruguay. En ese acto también estuvo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien otorgó a “Pepe” el Cruzeiro do Sul la máxima distinción de ese país. Pero de Lula a Petro hay mucho trecho.

En la Cumbre Amazónica realizada en Belém do Pará (Brasil) en agosto de 2023, se anunció la entrada de ese país a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Tres meses después, luego de la Conferencia de las Partes 28 (COP28), que se realizó en noviembre de ese mismo año, el gobierno de Lula subastó más de 600 lotes de explotación de petróleo y gas. Además, la política energética de Brasil busca que “el petróleo y gas aumenten en un 63% y un 124% respectivamente, entre 2022 y 2032″. De hecho, el gobierno ha dicho que busca “transformar a Brasil en el cuarto mayor productor de petróleo del mundo”.

Sin embargo, de Lula a Petro hay un gran trecho, y se llama transición energética. El presidente colombiano se unió a un bloque de países que promueve un tratado de no proliferación de combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón. Esto, paradójicamente, va en contravía del Acuerdo de París 2050, un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, adoptado por 196 Partes en la COP21, en 2015. El objetivo es: “limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales”. Sin embargo, y ahí radica la paradoja, el mismo Acuerdo contempla que “para alcanzar este objetivo de temperatura a largo plazo, los países se proponen alcanzar el máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible para lograr un planeta con clima neutro para mediados de siglo”. Sí, como lo están leyendo, el Acuerdo de París es tan sensato que promueve que aceleremos el consumo de todos los combustibles fósiles que tenemos, para que se acaben rápido, y así podríamos realizar la transición energética hacía otras fuentes de energía renovable para mediados de siglo, y limitar el calentamiento global que tantas consecuencias negativas ha traído para la humanidad.

En una entrevista en la revista El Malpensante, el economista norteamericano, experto en calentamiento global, Robert S. Pindyck del Massachusetts Institute of Technology (MIT), afirmaba: “Colombia necesita crecer y reducir la pobreza endémica que afecta a muchas personas. Necesitan aumentar sus ingresos fiscales, y la producción de petróleo y gas genera parte importante de eso (…) Nadie puede señalarla de ser la razón de que el mundo sufra el cambio climático. Así que no creo que Colombia tenga que asumir la carga de descarbonización que les tocaría a China, India, Estados Unidos o Europa”.

Brasil y Colombia son los dos países más desiguales de la región y quizá del mundo. Pero también son los más biodiversos, riquísimos en recursos naturales que podrían contribuir a disminuir la desigualdad social. En Brasil Lula lo sabe, y por eso, acorde con el Acuerdo de París, está promoviendo la exploración de petróleo y gas en su territorio y en otros países (el proyecto Sirius en el mar caribe, conocido como Uchuva-2, que podría triplicar las reservas actuales de Colombia, es un proyecto de Ecopetrol y Petrobras), que le arrojará dinero para combatir la desigualdad.

En Colombia, en un artículo reciente, ‘Retos para reconstruir el sector energético 2026-2030’ en El Tiempo, se proponía un decálogo de política energética, del cual quiero destacar 3 aspectos: 1) Promover la producción interna de gas natural y petróleo; 2) Reducir los subsidios del precio al diésel; 3) Evaluar la inversión en energía nuclear, la cual, pese a tener costos del manejo de sus residuos, suministra energía sin emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, por el contrario, Petro ha restringido la explotación de petróleo y gas, no ha sido capaz de eliminar los subsidios al diésel y en su Plan de Desarrollo sólo se contempla un “Estudio de factibilidad para la construcción de un reactor nuclear de alta potencia” (p.449). ¿Alguien sabe en qué va eso?

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/juan-felipe-suescun/

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