La felicidad es uno de esos conceptos con el que todos nos sentimos identificados y que representa uno de los grandes deseos que tiene cada corazón. A lo largo de la vida de cada persona, esta se manifiesta de diferentes manera y es como una fuerza que busca hacerse presente, por lo que constantemente estamos haciendo cosas que tratan de responder a ella, sin muchas veces darnos cuenta que muchas veces lo que hacemos es justamente lo contrario, alejarnos de ese destino y perder el camino.

Si bien eso puede tener razones y manifestaciones diferentes, algo fundamental que puede ser causa es la falta de claridad y de sentido que le tenemos a la vida, no porque debamos saber en detalle todo lo que debemos hacer y cuál es nuestro lugar en el mundo. Sino porque al estar inmersos en una sociedad llena de estímulos, placeres y experiencias, cada vez se hace más difícil (y muchos dirán menos necesario), preguntarse si lo que estoy haciendo y quien estoy siendo responde a esos deseos internos, o es solo la forma de adaptarnos a la velocidad con la que el mundo está corriendo.

A nadie le gusta que le digan cómo vivir o que algo es mejor que otra cosa, ¿verdad? ¿Entonces por qué nos dejamos arrastrar todos los días por decisiones que nosotros no tomamos? Me refiero a esas pequeñas decisiones que día a día van marcando el matiz y el curso de una vida completa. Como el agua que gota a gota va haciéndose paso y moldeando las rocas. Por eso creo que la búsqueda de la felicidad no está en ella en sí misma, sino en esas acciones que hacemos todos los días y que van definiendo ese yo. La felicidad llega solita.

«La felicidad es como una mariposa, cuánto más la persigues, más se escapa, pero cuando prestado más atención a otras cosas, se viene a posar suavemente sobre tu hombro» – Atribuida a Thoreau

Evidentemente no es algo tan simple como decir que se debe hacer tal o cual cosa, o se debe buscar tal o cual objetivo para llegar a esa felicidad. Justo su valor nace de la riqueza en la diversidad que tenemos como individuos. Algo que sí es fundamental y que le da todo el sentido para cualquier persona, es que es algo que, como mencionaba antes, está ya presente en cada uno y solo necesita una cosa: vivirlo.

La buena noticia es que no es tan complicado como podría parecer. Si bien hay cosas que sí dependen de ese autodescubrimiento y del propio camino, seguimos siendo animales y todos de la misma especie, por lo que hay aspectos que sí o sí responden a nuestra naturaleza. Lo primero es la intencionalidad en las relaciones y vínculos que tenemos con las personas que amamos y los desconocidos. Lo otro es el equilibrio de nuestro cuerpo y mente: buen descanso, buena alimentación y movimiento son los 3 pilares básicos que todos tenemos que tener. Con esas dos bases cubiertas, que en sí mismas pueden tomar una vida completa, la claridad y la calma pueden llegar más fácilmente.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-perez/