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¡¿La magia de Chávez!?

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Hace unos días me vi Simón. Es una película venezolana que retrata a un joven que, mientras pide asilo político en Estados Unidos, recuerda sus días como líder estudiantil en Venezuela. Como buen idealista, Simón cree que, junto a su grupo de amigos de la universidad, podrá liderar la movilización que lleve a devolverle la libertad y dignidad a su país.

La película es basada en hechos reales; la historia de Simón es solo una de casi 8 millones de personas que han abandonado el país ante la miseria, la violencia, la persecución política y el saqueo por parte de Maduro y sus secuaces. De ese éxodo, más de dos millones de venezolanos han pasado por Colombia. Con el cambio de gobierno hace casi dos años, el “cerco diplomático” que tenía Iván Duque hacia régimen autoritario de Maduro —que nunca se entendió— fue reemplazado por una relación amistosa entre el dictador venezolano y el presidente Petro.

Mientras posa preocupado por los derechos de la población de Gaza o por la democracia de otros países de la región, guarda un silencio bastante ruidoso ante Venezuela. Meses atrás, en lo que parecía un boicot del establecimiento a la posesión del presidente guatemalteco Bernardo Arévalo, Petro afirmó que no se iría de Guatemala hasta que Arévalo fuera juramentado presidente. Ese tipo de afirmaciones no se le escuchan cuando Maduro obstaculiza las candidaturas de la oposición venezolana.

María Corina Machado, quien reunió la mayoría de los apoyos para ser la abanderada de la oposición, fue inhabilitada. En una movida política escogió como su reemplazo a Corina Yoris, una académica de 80 años sin historial político alguno. No había motivos para inhabilitarla; estratégicamente era una movida brillante: madre, abuela, maestra, y con el mismo nombre de Machado para generar recordación. Sin embargo, al momento de inscribir su candidatura, el sistema no dejó. De manera literal y figurada.

Petro nunca se pronunció ante el caso de Machado, cuyo movimiento, Vente Venezuela, fue calificado por Maduro como “terrorista”. Asimismo, el dictador increpó a los gobiernos de derecha y de “izquierda cobarde” por no condenar los supuestos atentados que querían hacerle. Ahí sí se despertó Petro, que le respondió en X:

“No hay izquierda cobarde, hay la probabilidad de, a través de profundizar la democracia, cambiar el mundo.

La magia de Chávez fue proponer democracia y cambio del mundo.

La revolución de hoy es: transformar el mundo profundizando la democracia”.

Del Presidente ya no espero nada, pero aun así siempre logra decepcionarme. La magia de la “democracia” chavista, en la que Chávez estuvo 14 años en el poder y Maduro lleva más de 10, generó que millones de venezolanos hayan huido de su país. Hizo de un país rico uno miserable. Es, a su vez, responsable de ataques a la libertad de expresión, persecución, captura y tortura de opositores, presuntas ejecuciones extrajudiciales…entre muchas otras atrocidades. Calificar lo de Chávez como democracia es ruin y vergonzoso, pero además incorrecto.

Varieties of Democracy mide el índice de democracia liberal de 0 a 1. Este tiene en cuenta que el gobierno sea limitado por la protección constitucional de las libertades civiles, la independencia del poder Judicial, los pesos y contrapesos y el imperio de la ley. Antes de Chávez, en 1998, la cifra se ubicaba en 0.59, una democracia electoral. Sin embargo, desde que Chávez asumió la cifra se vino abajo, hasta un 0.21 hoy en día: una autocracia electoral (porque elecciones hay, pero ya vemos cómo) rumbo a convertirse en una autocracia cerrada. La única profundización de la democracia fue enterrándola.

Cierro retomando a Simón: al decirle a Chávez demócrata y aludir a su falsa benevolencia por querer cambiar el mundo, Petro escupe en la cara a los millones de venezolanos, como este joven, cuyos derechos han sido ultrajados por la máquina de opresión chavista. Si el Presidente Petro quiere ser coherente con su postura de defensor de los derechos humanos, ¿por qué será que guarda tanto silencio cuando se trata de los derechos de los venezolanos? ¿por qué tilda de gran líder y demócrata al principal responsable de sus desgracias? El silencio y la tibieza ante la tiranía derivan en ser cómplice de ella.

Otros escritos de este autor: https://noapto.co/esteban-mejia/

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