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Camilo Arango

No hay futuro sin verdad

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El próximo 28 de junio la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad presentará su informe final. Sin duda se trata de una fecha compleja para presentar al país un informe que está por descontado que generará grandes polémicas, justo una semana después de la elección presidencial en segunda vuelta que ya tiene agotado al país y con marcados sentimientos de incertidumbre por la visión de futuro que se refrendará en ese momento.

Para hacer más complejo el panorama, un par de meses después terminará el mandato que normativamente se le dio con la firma y refrendación del acuerdo de paz de 2016. El trabajo de los comisionados y sus equipos de investigadores llegará a su fin, y será responsabilidad de la ciudadanía y las instituciones apropiarse del informe que vamos a recibir ese día 28.

El trabajo de la Comisión de la Verdad ha sido titánico. En sus resúmenes de actividades mencionan haber recibido más de 27.268 entrevistas y testimonios, y sistematizado más de 962 informes que fueron puestos a disposición de los comisionados. Acompañaron los reconocimientos de los responsables del conflicto por varios territorios del país, e iniciaron procesos de diálogo social para la no repetición en lugares donde el conflicto tuvo los mayores impactos.

Pero el mayor valor, a mi juicio, estará en la oportunidad que la Comisión ofrecerá al país al estructurar el informe final como una estrategia de garantías de no repetición, un nombre técnico que no quiere indicar otra cosa que una propuesta de futuro para el país a través de recomendaciones a las instituciones y a la ciudadanía, para que los hechos que marcaron el conflicto no vuelvan a tener lugar. En tiempos complejos donde no está clara la visión de futuro compartida, quizás la Comisión de la Verdad nos pueda ofrecer una visión en la que por lo menos la mayoría nos podamos encontrar y reconocer.

No será sencillo hacer el recorrido por los hallazgos, las interpretaciones y las recomendaciones que formule la Comisión. Seguro no será la última palabra en relación con los hechos ocurridos durante el conflicto armado en Colombia, como lo proponía el escritor Gilmer Mesa en una conversación que tuvo lugar en el Claustro Comfama hace algunas semanas y en la que afirmaba que la Comisión entregará una versión de la verdad que deberá completarse con las demás verdades ciudadanas e institucionales que iremos develando. Pero el trabajo de la Comisión es una convocatoria pública para poner la verdad sobre la mesa, a tener conversaciones difíciles sobre los eventos que más dolor han generado en nuestra sociedad, y a pensarnos colectivamente un futuro que nos vuelva a unir como país. No hay futuro sin verdad dice la campaña de expectativa que diversas organizaciones han compartido esta semana en sus redes sociales. La verdad, como la ha entendido la Comisión, es necesaria para soñar colectivamente un mejor país para todos.

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